Youtubers, Instagrammers, Tiktokers sexys. La actualidad se mezcla con la sexualidad, pero ¿Cual es el futuro de la prostitución?
¿Podríamos relacionar los nuevos avances tecnológicos en materia de transporte con la prostitución? He ojeado las cuentas que siguen el motor, revisado lo publicado de Youtubers aficionados al motor, Instagrammers, tiktokers… y he encontrado referencias a la prostitución muy a menudo.
Por ejemplo, se habla de los 38.000 dólares que vale reparar el paragolpes de un Audi y que un e -tron son solo 17.000 en mano de obra. Pero ¿que tiene que ver esto si, por ejemplo, lo que estás buscando en la red es putas en granada?
Pues empecemos entendiendo que esto de los vehículos autónomos, el futuro del turismo urbano y, en consecuencia, las formas en que nos relacionamos sexualmente, son cosas que van a estar íntimamente ligadas. No es baladí reflexionar sobre cómo los vehículos autónomos y conectados alterarán nuestro estilo de vida: desde la industria al turismo, pasando por la forma en que pensamos el transporte, la forma en que trabajamos y el cómo buscamos putas en lleida.
Hay un estudio que se centra en cómo los coches autónomos cambiarán el turismo en las ciudades y, entre otras cosas, cómo el sexo pasará de las habitaciones de hotel a las salas de estar futuristas. ¿Vas encontrando la relación? En aproximadamente tres décadas, el futuro de la prostitución llegará en formas que aún ahora apenas atisbamos, con mucha variedad de oferta y hasta la presencia de robots sexuales.
En nuestro presente de juguetes sexuales, cibersexo y material online para todos los gustos, hay básicamente dos revoluciones a la vuelta de la esquina: la realidad virtual y la introducción de los androides en los prostíbulos. Pero ¿Es posible el sexo con robots en este momento?
Sí, el sexo es parte de tu definición, y encontrar piso de putas granada es una tarea fácil desde que llegó internet. Pero tener algo así en casa, todos los días, por un precio muy asequible, implica que el sexo tal como lo conocemos no será reconocido por nadie dentro de un tiempo prudencial.
Si los robots van a tomar posesión de todos los trabajos, la industria del sexo no es una excepción.
¿Cómo sería la prostitución en nuestro mundo inminente de robots cachondos?
Se pueden plantear varias tesis, que darán como resultado dos opciones: la desaparición o el declive de las trabajadoras y trabajadores sexuales; o el aumento de la prostitución humana porque los robots nos habrán despedido de otros trabajos y tendremos que hacer algo para llenar el tiempo y ganar un dinero, combinado con la teoría, que nadie puede probar todavía, de que siempre preferiremos un humano a un robot para el sexo.
Investigadores de la Universidad Victoria de Nueva Zelanda imaginaron en 2011 una Ámsterdam en la que el turismo sexual aún estaría muy extendido, pero con un Barrio Rojo lleno de robots, cuya explotación está directamente controlada por el Gobierno.
Cualquier gobierno del mundo podría tomar una posición contra la prostitución si tiene una alternativa que no lastime a nadie, pero mucha gente no estamos de acuerdo en eso, porque ya sabemos que toda prohibición redunda precisamente en potenciar los aspectos negativos de la profesión. Muy al contrario, pensamos que la regulación de derechos, servicios y obligaciones es lo que realmente es efectivo.
Erradicar la prostitución es una restricción de libertades y significa condenar a X personas a la pobreza. Y para tener un robot sexual hay que recurrir a la prostitución en el sentido clásico del término. Los interesados en vender sexo pueden tener modelos especializados como en la dicotomía SLR / cámara móvil, pero tan pronto como llegue el primer androide tipo iPhone, capaz de hacer sexo de la manera estándar, veremos qué ocurre.
El resto de empresas ya se encargarán del lanzamiento de accesorios y aplicaciones para ambos sexos. Y, la “piratería de identidad” con fines sexuales se convertirá en la nueva prostitución al otro lado de la Ley. Por lo tanto, al menos en los países desarrollados, la prostitución puede estar en gran parte controlada por los robots para el año 2050.
Incluso el cibersexo lanzará a las personas reales a interactuar sexualmente a distancia sin tener que hacerlo físicamente.
En este escenario, con un modelo legal mucho más restringido, la prostitución humana, por supuesto, seguirá existiendo. El turismo sexual se convertirá en ir a países donde podamos tener sexo con humanos por una tarifa, especialmente para aquellas filias que los robots no pueden cumplir o imitar.
Una de las consecuencias sociales será que la desaparición de la prostitución humana, donde sea que ocurra, generará nuevos focos de pobreza, especialmente entre quienes se dedican a ella como último recurso económico. Pero donde siga prevaleciendo, la demanda de sexo con humanos seguirá existiendo e incluso se verá potenciada.
Hay defensores de una ética del sexo con robots y tienen varios argumentos a favor, desde los más lejanos hasta los menos relacionados con los robots. Si bien en nuestra sociedad ya tenemos el debate sobre si la preponderancia de la pornografía afecta el desarrollo de la sexualidad, un mundo del sexo con robots incansables incapaces de decir “solo no es no” puede afectar las relaciones entre humanos.
El surgimiento de una sociedad en la que asociamos el sexo con el consentimiento perpetuo puede destruir las relaciones entre las personas. El país que quiere cuidar su creciente población con robots también es el más relevante a la hora de hablar de desinterés por el sexo entre humanos.
Una sociedad del sexo como humanoides podría heredar varios tics de este extraño síndrome japonés: la timidez, el rechazo y una alternativa indistinguible del humano podría erradicar el coqueteo.
Uno de nuestros futuros, sin sexo de por medio.
También tenemos que tener en cuenta que si bien podemos hacer que los humanoides sean indistinguibles de los humanos por sexo, también serán indistinguibles de todo lo demás: amigos ficticios que aún te quieren, padres imaginarios que no te dan la murga. Culturas de egos como vidas virtuales tan extensas como frágiles que dejarán la PlayStation a la altura del betún, será o no será. Mejor que no sea y nos quedamos con las putas tal y como las conocemos a día de hoy.