MAISON CLOSE O POR QUE LO FRANCÉS SUENA TAN ERÓTICO – Una vez escuché a alguien decir que el francés es una lengua que se acerca al oído, raspa y hace cosquillas en todo el cuerpo. Curiosa forma de describir a un idioma que, cuando se habla, parece tener carga erótica, por no decir cuando se canta.
De todos modos, creo que todo lo francés resulta siendo sensual.
Autores como Voltaire, Montesquieu y Diderot exploraron ya en sus tiempos un nuevo género que brotó a lo largo del siglo de las Luces y en Francia: la literatura erótico-filosófica francesa. Después aparecieron ya otros personajes más salvajes como el Marqués de Sade, que redactaron sobre temas eróticos sin ningún pudor. La literatura no sería como es si no se hubiesen vivido determinados trágicos periodos.
MAISON CLOSE O POR QUE LO FRANCÉS SUENA TAN ERÓTICO – El Siglo de las Luces
Fue clave para la erótica y también para el porno. Pensadores y escritores se dieron a la labor descubrir y presentar a Eros.
Y es a propósito de todo esto que os cuento que abre, cuando escribo estas líneas, Maison Close, en Barcelona. Un local de escorts, novedoso, muy elegante, y diferente. Hablar de Maison Close no es fácil, como tampoco lo es explicar el por qué nos resulta erótico todo lo francés. Pero los servicios de acompañamiento son lo que son, y este local tiene clase y erótica. Como la tienen también algunos números…
El seis y el nueve, sesenta y nueve, 69. Fue en Francia donde se acuñó la metáfora. Debió vivir ella muchos años en el argot de los prostíbulos de Pigalle. Pero un buen día, la revolución sexual de los años sesenta se apropió de la palabra y la lanzó por los aires para extremo consumismo de los anticonsumistas hippies. Y se extendió a toda la sociedad francesa en el mayo del sesenta y ocho. Dicen que fue el año más erótico.
Más tarde Serge Gainsborough y Jane Birkin, ya conocidos entonces por su ‘Je t’aime moi non plus’ lo cantaban “69: año erótico”. Era la revolución sexual de los sesenta, la liberación de la mujer, la igualdad, y tantas y tantas cosas buenas…
MAISON CLOSE O POR QUE LO FRANCÉS SUENA TAN ERÓTICO – Comienza el auténtico erotismo.
Pero el sexo ha cambiado mucho desde entonces. Se promueve mucho el individualismo y se huye del compromiso. Antes las parejas se separaban cuando se descubrían una infidelidad. Ahora parece que muchos lo hagan porque crean que pueden estar mejor. ¿Cambiamos de pareja como cambiamos de camisa? Yo no lo creo así… Sin embargo, sí es verdad que perseguimos emociones fuertes.
El consumo es la base de nuestro sistema. Consumiendo creemos ser felices. Creo más en consumir buenos momentos, risas, sensaciones agradables y placer. Y para eso, mejor una noche en Maison Close, que viendo yates en Puerto Banús. Confundimos dicha con alegría y la aparente felicidad que nos dan los bienes materiales que adquirimos dura tan poco que deseamos andar diciendo “mira lo que me he comprado”. A ver si así dura más el efecto. Pero no.