COMO ROMPER LA RUTINA DE PAREJA Y VEINTISÉIS CONSEJOS PARA QUE DURÉIS TODA LA VIDA

EVITAR LA RUTINA EN LA PAREJA001LO+COMO ROMPER LA RUTINA DE PAREJA Y VEINTISÉIS CONSEJOS PARA QUE DURÉIS TODA LA VIDA

Este es un tema que nos preocupa a muchos y muchas. Hemos encontrado el amor. Ya vivimos felices junto a esa persona a la que amamos. Y sabemos de los peligros que acecharán en el futuro a la pareja. Queremos estar prevenidos.

Pues ahí van unos cuantos consejos que parece que hemos de tener en cuenta. No son míos, pobre de mí, he caído seguramente en muchos de los errores que expongo, pero he estado informándome tres días con sus tres noches y esto es lo que nos aconsejan psicólogos, terapeutas de pareja y demás profesionales:

  1. Confianza. Sin ella no hay pareja, es otra cosa. La desconfianza mata cualquier relación y genera comportamientos muy negativos que pueden acabar muy mal. La autoestima del que desconfía cae por los suelos y el que es objeto de la desconfianza se puede ver inmerso en una serie de capítulos de celos o exigencias muchas veces injustificados. La única forma de que la confianza exista (siempre que uno de los dos o los dos no sean unos celosos/as compulsivos/as, que los hay y muchos/as) es hacerse merecedores de ella, no hacer nunca nada que pueda hacer dudar a tu pareja. Es preferible afrontar cualquier verdad o realidad en el momento que vivir una mentira.
  2. Cuidado con las críticas hacia tu pareja, lo pones en situación defensiva. Primero piensa que tú tampoco eres perfecto/a y si aún así crees que la crítica es necesaria porque supone un peligro hazla siempre con suavidad, dejando claro que no es el todo sino solo una cosa que no te gusta y que deseas pactar un cambio porque lo consideras importante para los dos. Negocia el cambio y ten en cuenta que en cualquier negociación hay que comprometerse a dar algo. Busca el momento óptimo para hablarlo, no lo dejes “pudrirse” pero nunca lo saques en medio de una discusión. No caigas en el error de no escuchar lo que dice tu pareja, habitualmente la razón está siempre en punto intermedio.
  3. Controla lo que se denomina la atención selectiva. Se trata de la “manía” que tenemos todos de solo fijarnos en los defectos del otro y no darnos cuenta de los nuestros o minimizarlos. Nunca he entendido este tipo de comportamiento pues siempre me he colocado en buscar la negociación y primero me he hecho un examen a mi mismo, pero es que verdad que se da mucho entre las parejas.
  4. No caer en el error de que todo está ya atado y bien atado. Muchas personas creen que su marido o mujer ya están conquistados o conquistadas y cometen un grave error. El amor es algo muy bonito pero muy complicado a la vez, es algo vivo que necesita, como una planta, de riego y sol. Hay que cuidarse así mismo para seguir gustando a tu pareja, hay que “regalarle el oído” diciéndole cosas bonitas (a ella y a él también), hay que estar pendiente de sus estados de ánimo para apoyarle y que se sienta apoyado. Y también hay que ser escrupulosamente respetuoso con el otro, jamás llegar a los insultos, a las descalificaciónes y los desprecios, eso acaba con la pareja tarde o temprano.
  5. Buscar los cambios entre los dos. Lo normal es que no estemos del todo a gusto con la vida que nos “ha tocado llevar”, o nos falta dinero, o no nos gusta nuestro trabajo, etc. Pero nunca hay que dejar que nuestras insatisfacciones sean un castigo a llevar en solitario. Hay que hablarlo, ver que no nos gusta de nuestra vida y poner en común un proyecto de cambio y búsqueda de la felicidad constante y compartido, es decir idealizar nuestro sueño e intentar entre los dos alcanzarlo, siempre en la medida de lo posible y sin defraudarnos si no lo conseguimos. En este sentido, es también muy importante sabe conformarnos con lo tenemos y aprender a valorarlo para ser felices con poco. La mayoría os sorprenderíais de lo poco que necesitamos las personas para ser felices, el problema muchas veces no está en el bolsillo sino en la cabeza. Os lo aseguro.
  6. Intercambiar conductas positivas. Es el típico ejercicio que “mandan” los psicólogos a las parejas en peligro y se trata de hacerle saber a nuestra pareja que algo suyo o de su comportamiento nos ha gustado. Un detalle que ha tenido contigo, una mirada tierna, un regalo, una atención, cualquier cosa, si él o ella sabe que te has dado cuenta y que lo agradeces estará fomentando que lo vuelva a hacer y que se de cuenta que ese y no otro es el camino a la felicidad. A menudo no nos damos cuenta que la felicidad de tu pareja también, en un porcentaje muy alto, está en verte a ti feliz. Por eso no les gusta cuando nos enfadamos, aunque no sea con el o con ella. No hay nada mejor que ver a tu pareja feliz, y cuando no es así es inevitable pensar que quizás sea por nuestra culpa.
  7. Creer que si te quiere tiene que adivinar lo que tu deseas. Este es un error “garrafal” pues tu pareja es una persona distinta a ti, tiene su propio cerebro y su propia personalidad, no sois uno en absoluto, sois dos compartiendo vuestras vidas. Nunca está de más explicar lo que queremos, no lo des por hecho y te evitarás muchas discusiones y malentendidos. Otra cosa, no lo impongas, que te guste a tí no quiere decir que le guste a él o a ella. Probablemente a tí te encantaría que ella te regalara una entrada al partido del Madrid del domingo, pero resulta que ella es del Barça y lo que quisiera es que tu le regalaras una entrada al Camp Nou a ver a su equipo contigo. Difícil solución ¿no? Pues yo creo que no, es muy fácil, un día cedes tu, otro día cede ella, páctalo y diviértete con la situación.
  8. Descargar la negatividad con tu pareja. Ya no puedes más, estás “hasta el gorro” del trabajo, no paran de pasarte cosas negativas, llegas a casa y lo pagas con tu pareja. No hijo , no, eso es muuuuuuu “chungo”. Hay quien cree que la pareja está para eso, “¿Y con quién me voy a desahogar si no? Pues con tu pareja, pero de otra forma, contándole lo que te preocupa, buscando apoyo sincero y si hay que llorar se llora, que no hay nada más calmante que “llorar tus penas” en los hombros de tu chico o tu chica.
  9. Hay que pedir y saber pedir perdón. No es cierto eso de que “amar es no tener que decir nunca lo siento”.
  10. No hay que sentirse juez de la situación.  A veces tu pareja solo desea contarle lo que le pasa, y tu te frustras y porque no tienes la solución. Él o ella ya encuentran consuelo suficiente y apoyo con podertelo contar y que le escuches. Tu opinión siempre será válida por eso de que “siempre ven más cuatro ojos que dos”.
  11. En cualquier diálogo ten siempre en cuenta los siguientes comportamientos: no cuentes tu propia historia, no des consejo si no te lo han pedido y no descalifiques nunca.
  12. El nivel de compromiso también es muy importante. Hay parejas en las que uno de los dos “está por estar” pero no tiene muy claro del hasta cuando. En esos casos es mejor no comenzar una relación o acabarla antes de que la cosa se ponga “seria”. Los sentimientos aumentan con el tiempo y cierto nivel de dependencia sentimental (aunque hay que tenerlo controlado) siempre existe. Por ello no conviene jugar con los sentimientos propios y ajenos. Si se está en una relación, se está con todas las consecuencias, siempre y cuando esta sea satisfactoria para los dos  miembros de la pareja, pero nunca como un capricho pasajero, eso es otra cosa.
  13. Hay que establecer y cuidar ciertas parcelas de independencia. Una pareja son dos compartiendo, no uno. Por ello, y para evitar cosas tan perjudiciales como la monotonía, el aburrimiento, el no tener nada que contarse, hay que establecer, pactar y practicar los momentos y los espacios de independencia. No quiere decir que apartes a tu pareja de esa parte de tu vida, sólo quiere decir que ese momento o esa actividad, o esa actividad es solo responsabilidad tuya y no afecta negativamente para nada a vuestra relación de pareja.
  14. Hay que dejar a un lado la inflexibilidad para vivir en pareja. Si esta falta y no hay comprensión sobre los gustos y costumbres del otro/a los problemas están asegurados. La vida en común exige siempre de un nivel alto de empatía (ponerse en la piel del otro). Si se tiene una postura inflexible del tipo “yo soy asi y no voy a cambiar” o “por ahí no estoy dispuesto a pasar” se fomenta rigidez e intolerancia y negatividad también en el otro.
  15. Los opuestos puede que se atraigan, yo lo dudo, sobre todo si tienen una personalidad madura, y se complementan, dicen también. Pues no, no suele ser asi, salvo, como digo para personas poco maduras que se dejan llevar más por lo divertido, lo estimulante que lo pragmático. Si eres un católico/a practicante y tu novio o novia es un agnóstico seguro que habrá problemas, y graves. Es muy importante saber con quien anda uno o una, y cuidar que sus hábitos, creencias y costumbres, no sean incompatibles con los tuyos. Lo que al principio puede parecer divertido, poco importante o incluso agradable, con el tiempo puede resultar foco de interminables e irresolubles conflictos. Por cierto, si existe algún problemilla de falta de atención, todo tiene arreglo, superar la impotencia ligera hoy en día ya no es un verdadero problema, solo tenéis que consultar a los profesionales.
  16. Cambiar a tu pareja para que sea como tu quieres. Si no te gusta como es tu pareja cuando lo acabas de conocer menos te gustará con el tiempo. Estás confundiendo las ganas de amar con el amar de verdad. Probablemente te has fijado en el físico, o te has enamorado de pequeños detalles, pero no de la persona realmente. No le cambiarás, y en cualquier caso, probablemente no es lo que él/ella desea y solo conseguirás conflictos y rencores.
  17. La infidelidad es el arma definitiva para destruir a una pareja. Aún en el caso de que el otro/a no se entere. Incluso sin llegar a la infidelidad de hecho, el simple hecho de coquetear con otros/as, mostrarse excesivamente y equívocamente amable o tener confianzas con otros que no se tienen con la pareja, también la destruyen. Estas cosas sientan mal aunque sea políticamente  incorrecto reconocerlo, pues atentan directamente contra los fundamentos que sustentan a la pareja: la confianza, la complicidad, el respeto… El final de estos comportamientos se traduce en desconfianza, negatividad, introversión y falta de comunicación.
  18. La sinceridad total no es tampoco del todo recomendable. Hay que evitar acciones de las que te puedas después sentir culpable, pero si ya has cometido el error, es posible que lo mejor sea que aprendas de él y te olvides. Si te perdonas a ti mismo/a y te sirve de lección, posiblemente no sea necesario causar más dolor y tirar por tierra todo lo conseguido. Decir todo lo que piensa uno en cada momento tampoco tiene sentido pues por nuestra “cabeza” pasan constantemente todo tipo de ideas la mas de las veces contradictorias entre sí.
  19. Creer que las relaciones extramatrimoniales solo se dan cuando hay problemas es estar errado. Son muchas las razones por la que uno u otra pueden buscar o tener una relación extra-pareja: falta de sexo o mala calidad de este, falta de afectividad, simple curiosidad, o simplemente que surge la posibilidad y no se dice no por creer que algo esporádico no supondrá un problema si no se entera nadie, o el deseo de seguir sintiéndose atractivo/ y deseable. Este tipo de cosas son más frecuentes de lo que podríamos pensar y depende de como las gestionemos pueden ser un simple bache en el camino o todo un abismo imposible de saltar. (ver punto 1, 4 y 18).
  20. Hay que saber superar el síndrome de los ex. Lo más probable es que no seas el primero/a y si lo eres, échate a temblar pues casi seguro no serás el último/a. Hay que superarlo pues un amor muerto es casi imposible de revivir, puede quedar algo de afecto, comprensión, un poco de compañerismo pero también desprecio y rencor.
  21. El trabajo interfiere en la relación de pareja. Bien por incompatibilidad de los trabajos de ambos o porque coinciden en el mismo, lo cierto es que el trabajo puede resultar muy nocivo para la pareja. Pero no sería muy sensato dejar de trabajar para “llevarse bien”. Hay que saber resistir muy bien las tentaciones en el trabajo, que se dan, no tener celos por el trabajo de tu compañero/a y si se trabaja juntos, coincidir lo menos posible.
  22. El sexo en la pareja no lo es todo pero es muy importante. En su interior cada uno/ tiene un juego de posibilidades de excitación y roles sexuales. Debe de ser compartido, los dos miembros de la pareja deben de conocer las apetencias y gustos sexuales del otro/a y estar abierto/ a a practicarlos y permitirlos. Por supuesto esto no supone aceptar cualquier cosa pero conviene ser lo más abierto posible. Lo importante es ser imaginativo, intenso y vibrante. Si queréis ser imaginativos recurrir a cosas como ropa interior con vibración.
  23. Si sois capaces de tener sexo estando enfadados, hacedlo. Después veréis las cosas de otra manera y además, todo sea dicho, la intensidad y la rabia que se le pone, uff, ¡es una pasada!
  24. Hay que compartir de alguna forma las amistades. Por mucho que pueda parecer lo correcto, la verdad es que si cada uno tiene “sus” amigos y estos además no son compartidos o incluso tolerados, el conflicto también está asegurado. Creo que lo correcto es que nuestra necesaria libertad debe contemplar el que tus amigos y tu pareja deben empatizar, de la misma forma que si tienes dos amigos que no se “tragan” con el tiempo lo más probable es que pierdas a uno de los dos. No obstante este es un punto muy relativo y en el que conviene “hilar muy fino”.
  25. Una cuestión muy “peliaguda” es la familia. Al contrario de los amigos, a la familia no la eliges, está ahí quieras o no, y os van a influir constantemente en vuestra relación. Y habrá de todo, desde la tía que siempre te dirá ese chico no te conviene hasta la sobrinita que le tira los tejos a tu marido en plan “Lolita”. Tenéis que intentar por todos los medios del mundo mundial que cualquier acto, omisión, campaña, habladuría, insinuación, invitación, no invitación, preocupaciones “desinteresadas”, consejos, bla, bla, bla no afecten a vuestra relación. Es difícil, muy difícil, pero es una de las primeras cosas que debéis de dejar claritas, a los tuyos y a los de él/ella: “En nuestra vida no se mete ni Dios” y dais un puñetazo en la mesa. Más vale parecer antipático una vez que llorar mil veces lo que no supiste defender por no tener…  Algunas cosas, además no habrás de hacer nunca (y se suelen hacer mucho, por desgracia), no le compares con su padre o madre, no critiques a su familia ni compares a la tuya con la suya, no le digas que su hermano en la boda de un amigo te miró un poco “raro”, nunca le digas “tu familia o yo”…
  26. Si se viene de otra relación y se tienen hijos hay que ser muy hábil, comedido/a, respetuoso y comprensivo para no meter la pata. Nunca debes creer que sus hijos son también los tuyos, por mucho cariño que les “cojas” no son tus hijos y es preferible dar la cara por ellos ante tu pareja que al revés. Los hijos anteriores de tu pareja son parcela suya, y tu papel es facilitar con toda la naturalidad del mundo que ni ellos ni ella/él noten la diferencia del cambio de pareja. Si además puedes tener una buena relación con ellos, llevarte bien y tomarles cariño, no está de más, pero tampoco te pases.

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2 Comments

  1. lo malo de estas directrices es que las sabes cuando ya es demasiado tarde. tambien pasa que uno ha aprendido de sus errores pero luego inicia una nueva relacion y da con alguien que no la ha aprendido, y vuelcta a empezar.

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