Las muñecas sexuales no son solo juguetes, para ciertos hombres son el sustituto de una relación. Las muñecas de silicona o bien de TPE, un plástico afín a la silicona, se venden realmente bien en Europa, en todos y cada uno de los estratos sociales.
Las muñecas sexuales realistas de nueva generación cada vez son más complejas técnicamente y disfrutan de una popularidad cada vez mayor. Últimamente, el primer burdel de muñecas sexuales en Europa abrió sus puertas en Barna, y no tardaron en proseguir establecimientos en el R. Unido, Alemania y Francia. Entusiastas y coleccionistas de estas damas de silicona lo festejan como la lenta apertura a esta variación en la corriente cultural europea. Mas ciertos hombres no ven a las muñecas como puros juguetes eróticos, sino viven con ellas. El equipo de grabación visita a Dean Bevan, un retirado residente en Suffolk, R. Unido. Trabajaba como enfermero y comenzó a sentirse solo tras separarse de su esposa. La solución: su muñeca Sarah y 6 de sus “hermanas”, con los que Dean vive en exactamente la misma casa. Habla con ellas, las fotografía, mira con ellas TV. Si Sarah pudiera charlar y moverse, preferiría la muñeca a una mujer real. ¿Es esto solo un pasatiempo inofensivo, o bien es la expresión de una evolución social en el que la proximidad y la comunicación interpersonales ocasionan temor en vez de bienestar?