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Cada vez más ciudades se suman al Día sin pantalones |
Seguro que mi padre no lo entendería, y, mejor paso de contárselo porque a buen seguro que me hará un discurso gruñón acerca de la estupidez de los jóvenes, de lo loco que se ha vuelto el mundo, etcétera. Los mayores no entienden estas cosas. Incluso muchos cuarentones (de mi edad) tampoco. Pero yo siempre he sido un ser pensante, analizador y abierto a todo. He analizado brevemente este hecho, «el día sin pantalones» y llego a varias conclusiones:
- Las nuevas generaciones están (en una gran mayoría) absolutamente exentas de antiguos tabúes que lastraban la libertad colectiva e individual. Sobre todo en el terreno sexual y estético.
- La gente está tremendamente ansiosa por recibir y encontrar señas de humor, simpatía, empatía y, en definitiva por generar y disfrutar de momentos que nos hagan olvidar la dura realidad para poder sonreír al menos, y desinhibirse del todo. Y si estas manifestaciones son compartidas por otros muchos, la cosa, realmente merece la pena.