Hace unos días quedé en Madrid con un antiguo amigo de mi etapa de director de una agencia de seguros. Hace tiempo que no nos veíamos y el encuentro lo esperaba agradable, y así fue. Nos reímos un montón. Es un cachondo mental y teníamos tantas cosas que contarnos.
LA MEJOR COMPAÑIA EN MADRID
Venía acompañado de una chica bastante atractiva que me presentó enseguida y que no tuvo ningún reparo en unirse a nuestras conversaciones, que dicho sea de paso, no son cualquier cosa. Hablamos de política, ¿como no? Discrepamos profundamente, como siempre, pero también de como ha cambiado el sector desde que lo dejé y me dediqué a escribir. Él no se termina de creer que ahora vivo mejor y más feliz.
En un momento que la chica nos dejó solos me contó que era una profesional de compañía, pues viajaba mucho últimamente y odiaba estar solo en cada uno de sus viajes. De sexo no quise preguntarle y tampoco salió de él contarme nada.
Lo que si me insinuó es que ya no tenía apenas sexo con su mujer y que, de todos modos, le va un poco el sado light, y ella siempre se había negado a practicarlo, por lo que ve justificado hacer con su cuerpo lo que le venga en gana sin sentirse en deuda con alguien que no quiere compartir la vida sexual con él. Yo me pregunté que queda de una pareja cuando se llega a esa situación, pero tampoco me atreví a preguntarle…
Tanto en mi paso por los seguros como por la política he presenciado muchísimas salidas y fiestas de tipo erótico o incluso sexual. La gente tiene fantasías sexuales y cuando en casa no se satisfacen pues pasa lo que pasa. No es lo que defienda, cada caso es cada caso, pero puedo comprenderlo.
Conseguir los servicios de una escort en Madrid es fácil. Por ejemplo la agencia de Lola Martí se especializa en modelos de compañía y otras chicas que hacen de su presencia una profesión altamente cotizada. Lorena, Ruth y otras, son escort de lujo dispuestas a que la estancia de, por ejemplo un ejecutivo, en Madrid o Barcelona, no sea aburrida. Son además chicas inteligentes, de buena conversación y con mucho estilo.
Álvaro, mi amigo, me contó lo bien que se lo había pasado en sus últimas vacaciones en Ibiza, acompañado por una de estas chicas, de fiesta en fiesta y de playa en playa. Por un momento me lo imaginé y sonreí. También recapacité de lo acertado de haberme decidido, por fin, de venirme a vivir al lado de la playa, casi todo el año.
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